Nathan Schneider publica esta semana un interesante artículo en The New Yorker en el que sigue la experiencia organizativa de Prime Produce, y sobre cómo decidieron inspirarse en los antiguos «gremios» para repensar cómo funcionaba su empresa:
“El término ’empresa’ no necesita existir dentro de la lógica de mercado”
Como explica el artículo, a nivel histórico y muy por encima decir dos cosas de los gremios. Una muy «mala» y es que pretendían el monopolio sobre una técnica o profesión. Y otra «buena» es que, ante todo, eran una estructura de protección de los miembros que conformaban la unidad de trabajo. Eran capaces de coordinar bandas preocupadas por el desarrollo de la profesión, la formación y el bienestar de sus miembros, teniendo ante todo a las personas en el centro. Un nuevo gremialismo se plantearía como una forma de resucitar una visión mutualista del trabajo, una forma de preocuparse por nuestro entorno, los que nos rodean, lo que hacemos y dónde/cómo lo hacemos.
El artículo merece una lectura y abre la puerta para que sondeemos ese espectro de estructuras comunitarias y empresariales que tienen que sustituir o complementar a la decadencia del mundo corporativo. Y en concreto las que lo harán desde distintas perspectivas activistas y militantes. Las respuestas serán diversas e híbridas, unas abiertas y otras cerradas, desde la visión mercantilizada del grupo de afinidad a la secta aislada pasando por cooperativas clásicas o la típica pequeña empresa jerarquizada.
Dentro de este espectro, pienso que merece la pena también echar un ojo al proceso de creación de otro tipo de estructuras desjerarquizadas, abiertas y fluidas, que están emergiendo bajo los calificativos de Organizaciones Distribuidas, Organizaciones Autónomas Distribuidas y otros nombres, así cómo de la forma en la que estas hibridarán a distintos niveles con otros tipos de estructuras más clasicas como el cooperativismo o la empresa familiar. En concreto quiero fijar mi mirada en los desarrollos de Backfeed y Colony.io, y en los equipos que trabajan en ellos. Porque ningún software puede sustituir a interacción, solo ayudarla, no deja de ser una herramienta, pero en el camino hacia la descentralización de todo, siempre son buenas las ayudas.
Imagen: J. Longo
Entrada publicada originalmente en Activismo de Mercado